Furtivo y enigmático


     

     Las gotas de lluvia chocando en el vidrio de la banderola retumban en tu cabeza. La fiebre te consume y nubla el intelecto; pero no impide que regresen los sucesos importantes que cambiaron tu existencia. Tirado en la cama piensas en tu vida; esa  que desde el comienzo estuvo rodeada de bienestar y familia. Infancia y adolescencia  compartidas con estudios y deportes, pero después, cuando conociste a Martín, todo cambió. Sí, Martín... ¿recuerdas? Esa humedad en tus ojos, como si la lluvia se hubiera metido en ellos, duele y dice que no has olvidado.
     Con Martín penetraste a una forma de vida distinta,  hecha de sombras, por la que debiste aprender a mentir. Sentías romperse en pedazos tus principios y con ellos toda estabilidad emocional. Y fuiste cayendo... cayendo... casi sin darte cuenta  hasta venir a parar aquí, una cárcel como todas, llena de culpables ¿y por qué no? También de sentencias equivocadas como la tuya.
     No lo creyeron cuando proclamabas tu inocencia, mientras la madre de Martín te hacía responsable de su desaparición.
     —Busquemos a Martín —dijeron angustiados los familiares. 
     —Busquemos a Martín —respondieron los amigos.
     La policía comenzó su investigación, en tanto vos, paralizado, no hacías más que repetir:
—No lo he visto. No sé nada de él.

Ahora no llueve,  el rectángulo de la banderola enmarca una parte del arco iris que cruza el cielo, Martín encaramado en él te llama,  se columpia saltando de banda en banda, rojo, naranja, amarillo, verde, azul, índigo, violeta y...  otra vez  rojo, naranja...
La imagen se vuelve borrosa por eso te levantas, apilas dos cajones  te cuelgas de los barrotes y apoyas tu frente en la banderola.
—Vení, te llevo a recorrer el arco iris. —dice Martín alargando un brazo
—No puedo, estoy enfermo y acusado de ser tu asesino.

Durante la ronda el policía  te encuentra tirado en el piso de la celda, tienes los ojos muy abierto, como si quisieras detener la vida que se  escapa mientras tus labios murmuran la frase que repites por última vez:

—Vamos Martín... vamos... sigamos  hasta el fin del arco iris.    


Rosalía Guzmán


Cuento tomado de su libro "De Lógica y Absurdos"