La música




     Yo ejecuto el violín, es un instrumento acorde a mí, ágil, práctico, manuable  y por sobre todo acomodaticio, no del todo común y menos fácil.

     Practicaba mientras mi mujer andaba de compras, visitaba amigas o simplemente salía, lo que hacía como el sol cada mañana.
      Mi amor a la música era proporcionalmente opuesto a su desinterés.
     Un día salí a comprar unas partituras y me pareció verla sentada a la mesa de un bar, sospeché la presencia de un hombre. Cenábamos cuando a los pocos días, con aire ausente, pregunté. Contestó que era una amiga con el cabello corto.
     Pasó la vida bajo el puente, mis sueños también pasaron.
     En cierta ocasión un amigo me comentó que ella frecuentaba una confitería muy céntrica, 
     —¿Los viste? —pregunté
     —Sí, además la saludé
      Un par de días después y sin que yo le preguntase nada hizo un nuevo comentario
     —Siempre salen juntos. Pero juntos —recalcó.
      Un día lo decidí, fui a una ferretería y cuando volví a casa cambie la cerradura.

     Ahora la escena es clara, yo ejecuto el violín, afuera llueve. Mi mujer intenta en vano abrir la puerta.