Nostalgia







Deja que el agua corra sobre su cuerpo reflejado en el espejo, nota que ya no tiene la lozanía de los cuarenta, los hombros deprimidos, el abdomen algo prominente y las nalgas que se empeñan en caer a pesar de la hora diaria de gimnasio.
Los cincuenta y uno le pegaron fuerte.
Desde la cocina su mujer pregunta 
¿Te falta mucho?, ya está el desayuno, apurate amor, se enfría.
Ese desayuno con cereales, té verde, galletas de arroz, tofu y varias cosas más que no le gustan.
Está estático bajo la ducha, desde afuera ella relata lo que hará durante el día. Irá a su trabajo, es abogada, como él, en el horario de almuerzo le bastara con una fruta y un yogur, aprovechará para salir a correr un rato, de vuelta tomará su lección de violín, no, no, eso es mañana, hoy ira a su clase de salsa. Le recuerda que por la noche arregló para juntarse, los dos, con unos amigos en un bar genial, con unas mesas largas cubiertas con papel de estraza, con largos bancos de madera, allí sirven pizza t vino tinto en jarras, se leen poesías y uno de su grupo tocará.
Y todo esto con esa música Sen que pone por la mañana, según dice prepara el espíritu para tener un buen día. 
Ya no la soporta, cuando la conoció quedo deslumbrado, era tan hermosa, tan fresca, mejor dicho es tan hermosa y tan fresca, por un tiempo había perdido la cabeza, sólo vivía para estar a su aldo. 
Ahora se siente ahogado, arrinconado. Sale del baño dispuesto a hablarle, decirle que no la soporta más, la ve linda, enfundada en ese jean ajustado, las botas de moda, el cabello largo ligeramente ondulado, vital sonriéndole, la ve desconocida.
Estos cuatro años de matrimonio lo han extenuado, extraña quedarse en casa por las noches viendo televisión, leyendo la sección deportiva del diario. Se siente envejecido, sufre los veintitrés años más que tiene sobre la edad de su mujer. Decide pedirle el divorcio y se lo dice, pero ella no lo registra, le sonríe, lo besa, toma su gran bolso y se va.
No desayuna, sale a la calle, decide no ir a su estudio, ni a tribunales, menos a la facultad allí la conoció, era su alumna.
Camina sin rumbo, entra a una confitería, desde una mesa una mujer lo saluda, es su ex mujer, hace un año que no se ven, desde el bautismo de su único nieto, esta bella y serena, como siempre. Se sienta, toman un café, charlan, recuerdan anécdotas, ríen juntos, se siente feliz, será el destino que decidió reunirlos, desea volver el tiempo atrás, quizás estén a tiempo, ve que ella aún lleva la alianza.
Se acerca a la mesa un hombre elegante, saluda dirigiéndose a ella, se disculpa, quedo atascado en un embotellamiento de tránsito, la besa en los labios. Ella los presenta divertida: mi ex, mi actual, nos casamos hace veinte días. Y le muestra la mano con el anillo.